sábado, 24 de septiembre de 2011

ENCUESTAS PARA ECONOMÍA: LA INFLACIÓN

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El Índice Nacional de Precios al Consumidor, que se publica quincenalmente, tiene como objetivo medir la evolución en el tiempo del nivel general de precios de los bienes y servicios que consumen los hogares urbanos del país. Con esta frase comienza el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática de México su descripción del apartado metodológico que describe los procedimientos utilizados para medir el Índice de Precios al Consumidor, medida esencial para determinar la variación en los precios. De igual forma, en todo el mundo se calculan índices encaminados a medir los niveles de inflación, aunque bautizados de acuerdo a los estándares económicos locales. Se tiene por ejemplo el Harmonised Index of Consumer Prices (HICP), estándar en la unión europea, el Retail Price Index (RPI), que sigue siendo calculando en el reino unido o el National Consumer Price Index (CPI)  norteamericano. Aunque suele ser una medida muy utilizada por los economistas, al igual que la mayoría de los números que gobiernan nuestra vida, la inflación se mide a través de encuestas. Así que la próxima vez que pienses en la inflación, olvida la economía porque los resultados se los debes más a la estadística.

Curiosamente, hasta algunos experimentados economistas desconocen el proceso utilizado para calcular la inflación, sin embargo, para explicarlo de una forma exageradamente simplificada, se trata de una encuesta en la que se estima un promedio ponderado.

El primer punto a tratar al referirse a cualquier índice de inflación es la cobertura. La cobertura se refiere a los artículos de la canasta básica que son considerados por el índice. Cualquier medida de la inflación, en cualquier parte del mundo, se elabora dando seguimiento a los precios de una canasta de bienes y servicios representativa del consumo de los hogares. El contenido de esa canasta se determina en base a criterios locales, variando de país a país e incluso de índice a índice. Por ejemplo, el HICP no incluye gastos de hipotecas o depreciaciones en el precio de los hogares, datos que sí considera el RPI. El RPI, por su parte, no considera los gastos de vivienda de estudiantes universitarios. En México, la medida de la inflación considera más de 700 artículos de consumo, de los cuales se toma una muestra representativa de productos mediante una encuesta. Por supuesto, al referirnos a una muestra, tocamos conceptos de estimación e inferencia que son el quehacer diario de la estadística. Así, se planea una encuesta para evaluar la evolución de los precios de cada concepto genérico a los que se da seguimiento. Cada economía suele utilizar una canasta básica específica para su población y distinto número de productos.

 
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Una vez que se obtienen las cotizaciones de precios de una gran variedad de artículos, el siguiente paso es obtener un promedio de los distintos precios para cada artículo en particular. Cabe agregar que hay diferentes formas de realizar este paso, ya que existen distintos promedios que pueden ser utilizados. La elección del promedio a utilizar es más compleja de lo que parece y depende de una serie de supuestos acerca del comportamiento del consumidor en la región. La tendencia a nivel internacional es utilizar la media geométrica al momento de calcular valores de inflación, sin embargo, algunos estudiosos siguen apoyando la utilización de índices basados en la media aritmética, es decir, el promedio común y corriente. El HICP europeo, el IPC mexicano y el IPC-GBA argentino utilizan una media geométrica. El RPI inglés sigue confiando en la media aritmética.

Una vez que se obtiene un precio promedio de cada artículo, esos precios medios de cada elemento han de ponderarse conjuntamente para proporcionar el índice general. Este proceso se realiza mediante una media ponderada. ¿Recuerdan lo que es una media ponderada? Si no, pueden revisar este artículo que hace poco publicamos al respecto. El proceso consiste en promedio aritmético en el que a cada producto se le brinda un peso o ponderación distinta. Esas ponderaciones, que suelen actualizarse cada año, corresponden al peso que tiene cada artículo dentro del gasto total de las familias, de forma que los productos que representan más gasto para las familias (en términos proporcionales) tienen mayor relevancia al calcular el índice. El valor de la ponderación de cada artículo suele obtenerse mediante encuestas que estudian el consumo y gasto de los habitantes. Así que otra vez los economistas acuden a una encuesta para el proceso de cálculo de la inflación.

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En ocasiones, además de un índice general, se obtienen valores para algunos grupos o sectores de la economía que son de interés. Como se mencionó, los artículos suelen ser catalogados en rubros o conceptos de consumo. Por ejemplo, el IPC mexicano cataloga los precios individuales de la cerveza, tortilla, frijol y azúcar, entre otros, en un sólo rubro denominado Alimentos, Bebidas y Tabaco. Estos valores surgen de una ponderación parcial de los artículos que constituyen dicho rubro.

El cálculo de un índice de inflación conlleva numerosas etapas que involucran grandes aportes de las encuestas y la ciencia estadística. Sin embargo, no es posible menospreciar la labor de la ciencia económica, que aporta los modelos, supuestos y teorías que permiten sustentar las aplicaciones matemáticas, además de ayudar a determinar los elementos que integran la canasta básica. Se trata entonces de una estrecha colaboración dedicada a servir a los gobiernos con uno de los datos más importantes para el desarrollo de una nación.

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